Documental Seis Minutos

martes, 8 de diciembre de 2015

Decir la verdad

Decir la verdad no siempre es fácil. 


A los médicos, especialmente los más jóvenes, les suele resultar muy difícil comunicar, por ejemplo, malas noticias. Les recomiendo que siempre respeten el deseo del paciente pero para conocer dicho deseo hay que, primero, explorar el nivel de información previo del paciente y de su familia así como la capacidad de aceptación. 


Dejando a un lado lo anterior, que es una situación muy difícil, los médicos de familia, a menudo, debemos transmitir información a nuestros pacientes que no concuerda con sus expectativas. Así, por ejemplo, hay actividades sanitarias que se siguen haciendo y que se han demostrado poco/nada útiles o, al menos, están cuestionadas. Entre ellas, se incluyen:

  • Hacer una visita ginecológica anual (mujeres sanas).
  • Realizar tratamiento farmacológico para la osteoporosis por el mero hecho de que la densitometría sea anormal.
  • La mamografía de cribado en mujeres de 50 a 70 años (la reducción de la mortalidad es de un 0,05 % por lo que se requiere someter a cribado a 2000 mujeres de 50-70 años durante 10 años para salvar una vida.
  • La realización de PSA anual a varones asintomáticos no ha demostrado reducción de la mortalidad por cáncer de próstata. Son, sin embargo, muchos varones los que siguen solicitando esta prueba.
  • Vacuna contra el cáncer de cuello de útero. No ha demostrado evitar ninguna muerte. Tendrán que pasar décadas para que esto suceda.

Soy consciente que lo anteriormente escrito puede generar dudas y desconfianza. A menudo suelo decirles a mis residentes que a mí no me pagan para decirle a la gente lo que quiere escuchar (arte de la demagogia) sino lo que entiendo que es la verdad, entendiendo por la misma los datos, las evidencias actualmente disponibles. Es así como a mí, como paciente, me gustaría que me tratara mi médico y como ciudadano como me gustaría que me informaran los responsables políticos al decirme de verdad, por ejemplo, si llegaré a cobrar una pensión de jubilación y si fuera el caso, que porcentaje de pérdida tendré o de que probabilidades tendrán mis hijos de encontrar en este país un trabajo con sueldo que merezca la categoría de considerarse como digno. ¿Difícil, verdad?



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