Recuerdo una guardia de centro de salud del pasado verano en la que acudí a un domicilio para confirmar el fallecimiento de una mujer. Tenía poco más de 40 años y padecía una enfermedad neurológica, actualmente incurable: la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). No llegaba a los dos años de evolución desde el inicio del diagnóstico y, tristemente, dejó este mundo, su familia, sus amigos. Al verla, se me venían a la mente muchas situaciones en las que los pacientes y sus familiares, ante problemas de salud incluso banales, le dicen a uno que algo tiene que haber.
Esa pregunta, casi implorando en muchas ocasiones, cuando se trata de enfermedades graves e incurables, también se realizan en casos de procesos
leves como los catarros comunes (sigue sin haber ningún medicamento que acelere
la curación o influya en su evolución por lo que no suele tener ninguna
utilidad acudir al médico).
Nos guste o no, tenemos que aceptar que tarde o
temprano enfermaremos. Por supuesto, hay que intentar realizar actuaciones encaminadas
a curar y prevenir, cuando sea posible y aliviar, siempre. Nadie debe privarse
de actuaciones útiles y los profesionales de la salud (enfermería y medicina)
tenemos la obligación de dar respuesta a esos requerimientos y evitar muertes
prematuras o, en último extremo, sufrimientos innecesarios. No olvidemos que también
existen actuaciones inútiles y peligrosas.
Me parece muy interesante tu iniciativa. Me alegro mucho que te hayas animado a publicarla. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Paco. Creo que tenemos un bagaje no ya sólo de competencias sino también de emociones vividas a lo largo de nuestra trayectoria que pueden ser útiles para algunas o muchas personas, nunca se sabe.
ResponderEliminarUn abrazo
Que te voy a decir que no sepas, mucha suerte en tu iniciativa. Eres un gran médico, y sabes comunicar, adelante. Besos
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